Por: Feri Martínez
Siempre he creído que somos las personas que somos gracias a las experiencias que tenemos en nuestras vidas. Por eso siempre estamos en constante cambio, porque el mundo a nuestro al rededor cambia y las personas con las que convivimos también lo hacen .
Me gusta mucho imaginar mi vida como una pintura llena de colores. Cada color es una persona en mi vida. Algunas traen mucho brillo y ánimo que me ayuda a cumplir mis sueños y otras traen tonos más obscuros pero llenos de enseñanzas. Algunos colores se parecen más al mío y otros vienen a mi vida a contrastar e impulsarme a crecer.
Cada persona tiene su propio color (que a su vez, se crea gracias a los colores de las personas que ellos tienen cerca) y ese color siempre está en constante cambio. Si somos capaces de identificar de dónde vienen los colores que tenemos en nuestra vida y quiénes son las personas detrás de ellos, es más fácil cambiarlo de manera consciente. Es decir; cuando observamos que es lo que cada persona nos aporta, podemos responsabilizarnos de nuestro propio color y decidir de qué tonos queremos llenarnos.
La mayoría de las personas que nos rodean llegan a nuestra vida de manera accidental o circunstancial. Nosotros no elegimos en qué familia nacer, quienes serán nuestros primos o en qué ciudad viviremos. Al final, nuestro primer círculo cercano suelen ser personas que viven una vida muy parecida a la nuestra o que comparten muchos contextos socioculturales con nosotros. Pero cuando somos adultos, podemos decidir que tipo de vida queremos vivir y con quién queremos compartirla.
Podemos pasar toda la vida en un círculo social que no nos aporta, que nos hace sentir rechazados o estancados y que no se parece nada al color con el que soñamos convertirnos. Cuando comenzamos a escoger a las personas con las que queremos convivir, comenzamos a escuchar conversaciones que nos llenan y nos ayudan a crecer, hacemos actividades que nos dan energía y empezamos a ver cómo nuestro color evoluciona día a día.
La mayoría de las personas tienen ganas de vivir una vida llena de significado y plenitud, de hacer algo increíble con ella. A veces creemos que cuando consigamos ese trabajo, vivamos en esa casa o estemos con esa persona todo habrá valido la pena y estaremos llenos de alegría. La realidad es que el único momento en el que el significado y la plenitud pueden vivir es ahora. Nada de lo que hubiera pasado o llegará a pasar puede hacernos más plenos y felices de lo que podemos ser en este momento.
Así que, aunque pueda darnos miedo, optemos por elegir nuestras relaciones de manera consciente. Pasemos nuestro tiempo con personas que nos ayuden a crecer, que nos sostengan y nos acompañen. Rodeémonos de personas que nos motiven y nos ayuden a construir todos los días la vida que queremos vivir.
Ejercicio
Piensa en las 5 personas con las que más tiempo pasas.
¿Quiénes son?
¿Qué es lo que admiras en ellas?
¿Qué están haciendo?
¿Cómo viven?
¿De qué hablan?
¿Qué actividades realizan?
Cuestiónate si las respuestas tienen el mismo color que te gustaría tener a ti.
Agradezco todas las personas que han estado en mi vida. Reconozco que de alguna manera me han ayudado a ser la persona que soy. Elijo ser la persona que quiero ser. Me rodeo de personas que suman a mi vida. Decido ser esa persona en la vida de los demás.