A veces vivimos situaciones que no son nuestra culpa y que nos cuesta mucho trabajo entender porque cosas así pueden pasarnos. Cuando otra persona hace, dice o crea situaciones que nos lastiman nuestro corazón se llena de sentimientos que poco a poco apagan nuestra luz.
Las acciones de los demás muestran lo que existe dentro de ellos. Hay una frase que dice “no puedes dar lo que no conoces”. Entonces cuando una persona ama, significa que conoce el amor. Cuando una persona lastima, significa que conoce el dolor. ¿Cuántas veces nos damos el tiempo de comprender por qué la persona que nos lastimó está lastimada? Creo que el perdón va de la mano con la comprensión. Y a pesar de que puede ser difícil comprender la raíz del dolor de aquella persona, la recompensa es perdonar, y eso es lo que volverá a encender esa luz que existe dentro de tí.
Creo que el perdón es un regalo que cuesta mucho trabajo regalar, porque implica recordar, reconocer y aceptar que lo que fue fue y que no queremos que eso siga en el presente. Lo más bonito del regalo del perdón es que pasamos mucho tiempo escribiendo el nombre de la persona que nos lastimó en la tarjeta, dudando si esa persona merece recibir un regalo de nuestra parte. Pero cuando decidimos entregar el regalo, nos damos cuenta que la tarjeta siempre dice “De: mí, Para: mí“ porque cuando perdonamos, dejamos de invertir tiempo y energía en el rencor, el odio y la tristeza y abrimos nuestro corazón para que se llene de luz y sea luz lo que podamos compartir con los demás.
